Iniciamos recordando esta insigne frase del padre, maestro y amigo de los jóvenes que siempre ha estado presente en la vida de los SDB desde la llegada de los primeros Salesianos a Venezuela hasta nuestros días. Es por eso que la Congregación Salesiana sigue y seguirá apostando por la educación de numerosos niños, jóvenes y adultos a lo largo y ancho del país.
Son múltiples las instituciones educativas con las que cuentan los Salesianos en Venezuela que parten desde la cálida Guajira hasta las impetuosas selvas del Amazonas. No obstante, la distancia, estructura y costumbres todas tienen mucho en común y es el espíritu Salesiano que ilumina cada obra Salesiana.
Igualmente, el ambiente de familia hace que todos se sientan responsables de una manera u otra en la formación integral de los jóvenes venezolanos especialmente de los más pobres y necesitados. Ya sea desde la educación formal en los colegios, escuelas técnicas, agronómicas e instituto universitario hasta la no formal con los centros de capacitación laborales e industriales.
Del mismo modo, todas las instituciones educativas tienen métodos o sistemas de enseñanza, en la presencia Salesiana implementamos el Sistema Preventivo que consta de 3 pilares fundamentales: La razón, la religión y la amabilidad.
Primeramente la razón, pues con ella es que se puede responder a los porqués de infinidades de preguntas, podríamos decir que esta es la parte intelectual, de preguntarse el ¿por qué? y ¿para qué? de cada cosa.
Seguida de la razón está la religión, que en la educación salesiana se manifiesta en los valores religiosos y morales, en las oraciones y celebraciones de fiestas salesianas, en el patio, en el aula y comedor, es decir, es tener presente a Dios en los diferentes espacios donde nos encontremos.
Por último, pero no menos importante está la amabilidad o la capacidad de hacerse amar, inspirado en la dulzura de San Francisco de Sales, porque para los niños, jóvenes y adultos que frecuentan los centros educativos salesianos el buen trato es imprescindible para generar confianza y lazos de amistad entre el educador y los educandos.
Los SDB animan, orientan y apoyan junto con los laicos tan importante labor para la sociedad y el mundo y encuentran en Jesús el Buen Pastor, María Auxiliadora y D. Bosco modelos de vida que les ayudan en tan importante tarea.
Lamentablemente, la crisis económica que atraviesa el país desde hace ya unos cuantos años no permite retribuir suficientemente el aporte de tantos profesionales que dan de su tiempo, fuerzas y conocimiento.
Sin embargo, la situación emergente hace cristalizar la vocación del educador que orgullosamente junto a Don Bosco venerable pedagogo y María Auxiliadora la madre y maestra de los cristianos siguen diciendo que “Sí” a la educación y apostando por un cambio.
Finalmente, creemos que la educación salesiana es una escuela de vida que deja huellas profundas en todos los que hacen vida en los centros educativos, esto lo podemos comprobar con la inmensidad de exalumnos, educadores y obreros que se sienten agradecidos y recuerdan con cariño la obra salesiana.