Misiones 2023 en el Zulia – La Guajira

Más de 60 jóvenes y un nutrido grupo de personas adultas, todos discípulos misioneros, bajo el lema: “Como María, levántate ¡Vamos a servir!”, recorrimos, distribuidos en tres rutas, las calles, caminos y trochas de nuestras comunidades en la Guajira venezolana. El único objetivo fue compartir nuestra fe, nuestra alegría y esperanza, con los habitantes de estos poblados y caseríos. Fueron muchos los obstáculos que se tuvieron que superar para llevar adelante las misiones 2023 en el Zulia, pero la gracia y la providencia de Dios no faltaron. Esta experiencia misionera se convirtió en una especial bendición para todos los que participamos en ellas.

Durante el tiempo de Cuaresma, guiados y animados por el salesiano Luis Suárez, se llevaron adelante los encuentros formativos y preparativos, propios del Dimisal. En comunión con todas las casas salesianas del país, donde participaron los jóvenes “comprometidos pastoralmente” del Centro Don Bosco y de las comunidades vecinas. El momento culmen de estos encuentros, fue el retiro espiritual y el envío misionero realizados el sábado previo a la semana santa.

Tomando como “centro de irradiación misionera” al Centro Don Bosco, se definieron tres rutas de evangelización, para poder llegar al mayor número de comunidades posibles. La ruta uno, bajo el patrocinio de María Auxiliadora, acompañó y animó las comunidades de El Molinete, Los Paraujanos, Las Piedras, El Cerro y Nueva Esperanza. La dos, bajo el patrocinio de María Rosa Mística, acompañó y animó las comunidades de El Cero, El Tastus, Evanal el siete y San Felipe de Guasare, mejor conocido como “La Burra”. Y la tres, bajo el patrocinio de La Chinita, acompañó y animó las comunidades de Camama, Caño Cabezón, El Tigre, Varilla Blanca y Alpanate. Cada comunidad recibió “la cruz misionera” en recuerdo de esta semana santa 2023.

A todos nos sorprendió el recibimiento de las personas, y el deseo de una experiencia más cercana y profunda de Dios que se respiró. La alegría y el entusiasmo de niños y adolescentes estuvieron a la orden del día. En cada comunidad existen dos, tres, cuatro o más personas que son verdaderos testimonios de fe. Con su entrega y entusiasmo han sostenido la experiencia eclesial en estos lugares tan remotos y con poca “presencia pastoral”.

Hay que destacar el aporte misionero de los hermanos que se hicieron presente desde el centro del país, específicamente desde Caracas. Jóvenes y adultos que resultaron ser estímulo y motivación para los muchachos de nuestras comunidades, y que se formaron salesianamente en las obras de Altamira, La Dolorita y San Antonio de los Altos. Su aporte fue bastante enriquecedor.

Las rutas de la Guajira están llenas de tierra, de polvo llevado por la brisa, de sol abrazador, de profundo y asfixiante calor. De cujíes, de tunas y cardonales, de escases de agua potable, de chivos y ovejas, y de motos que van y vienen repletas de variadas cargas. Además, están llenas de gente hermosa, de gente hospitalaria, de chinchorros, mochilas y mantas de vivos colores que abrazan la danza del viento. De leyendas e historias que guardan como un tesoro el legado de los ancestros, la riqueza de la sabiduría indígena. De los mejores atardeceres que se pueden contemplar en este país. Rutas donde la vida lucha por mantenerse de pie, donde la fe se resiste a morir. Rutas marcadas por las huellas y la alegría de los discípulos misioneros salesianos.