Del 19 al 23 de septiembre, la Universidad Pontificia Salesiana recibió a Salesianos y laicos de todo el mundo: ecónomos inspectoriales, encargados de los Oficinas de Planificación y Desarrollo, de las ONG Salesianas y Procuras, junto a Salesianos Cooperadores, exalumnos y exalumnas e Hijas de María Auxiliadora, en el SDB Change Congress.
La iniciativa fue organizada por la Congregación Salesiana, bajo la orientación del Sr. Jean Paul Muller, Ecónomo General de la Congregación Salesiana y el apoyo de un gran equipo de profesionales, en vistas a potenciar la capacidad de trabajar en red en el ámbito económico a través del fomento de la conexión y el compartir de Tesoreros, Oficinas de Planificación y Desarrollo y Poder notarial con reuniones regionales y seminarios internacionales.
El Congreso Cambio SDB esperamos llegue a ser un fuerte y regenerador impulso a todos los Salesianos del mundo, a todos sus colaboradores y a quienes trabajan por el bien integral de los jóvenes. A través de las diversas ponencias y reflexiones se ofrecieron pautas definitivas sobre algunos temas que marcan y marcarán cada vez más la vida de los jóvenes en los próximos años: economía sostenible, Espiritualidad y Liderazgo Salesianos, inteligencia artificial, comunicación del futuro y prevención de la corrupción.
Tomando conciencia de ser una gran red internacional dedicada a la educación y al desarrollo integral de la juventud; en medio de una época de cambio, que nos genera muchos miedos y nos reta a salir de nuestra zona de confort, se nos invitó a ver las múltiples oportunidades de renovación y respuestas más adecuadas para lograr impulsar cambios de ciudadanía en nuestra sociedad.
El compartir de estos días nos hizo ver que esta crisis es una oportunidad de crecimiento en una ciudadanía basada en los valores del evangelio: los cambios que implican el desarrollo de la tecnología “blockchain” y la “inteligencia artificial”; la facilidad de crear y difundir información, unida al bombardeo indiscriminado de las mismas; las exigencias de cambios en nuestro comportamiento ecológico y en la práctica de una política más transparente y enfocada en el bien común, nos hacen ver que es necesario darle una relectura a nuestra acción congregacional para impulsar una nueva economía y una nueva ciudadanía.
Es necesario superar la concepción del hombre que está de fondo en la economía actual: un ser que busca sacar el mayor provecho individual de los bienes materiales, para que ellos sean la fuente de su felicidad. Esta concepción siempre va a generar competencia y miseria; facilita la corrupción y hace imposible los cambios necesarios que reclama nuestro planeta.
Es así que el Papa Francisco, hablándonos de la “ecología integral” y recordándonos que la felicidad está, no en la acumulación de bienes, sino en trabajar al servicio del Bien Común; que genera relaciones sanas y profundas; equilibrios de las diferencias y desarrollos más adecuados con la naturaleza y la dignidad de los demás seres humanos.
Esta toma de conciencia como responsables de garantizar la sostenibilidad de la acción educativo pastoral, que sustenta y abre oportunidades a los jóvenes para crecer y encontrar y realizar su misión en el mundo, nos ayudó a entender que las responsabilidades en el campo económico no nos alejan de la pastoral, sino que requieren de nuestro ardor pastoral para encontrar su equilibrio y enfoque; que debemos trabajar en equipo; favorecer la formación de los relevos y fortalecer el trabajo en red, entre otras cosas.
Ha sido una oportunidad muy valiosa para la toma de conciencia, para crear vínculos entre nosotros y la oportunidad para abrir nuevas alianzas que nos fortalezcan en medio de la situación que vivimos como inspectoría. Estoy agradecido con Dios y la Congregación por esta gran vivencia.